Los vecinos de Ricla disfrutan de nuevo de una de las vistas más características del panorama urbano de la villa, la de la torre mudéjar, que después de siete años tapada y ocho meses de obras luce en todo su esplendor.
De forma natural, de un día para otro, sin grandes alharacas ni pomposos (y costosos) actos inaugurales, la torre de la iglesia de la Asunción de Nuestra Señora mostró a riclanos y visitantes su esbelta figura, 50 metros catalogados como Patrimonio de la Humanidad y Bien de Interés Cultural.
Desde 2004, cuando comenzaron a caer de la parte superior ladrillos que ponían en evidente riesgo la seguridad de los viandantes, hasta ahora, una malla protectora ha cubierto la torre de Ricla, visible desde varios kilómetros a la redonda, el símbolo más visible de la localidad.
ACUERDO PSOE-CHA
Su rehabilitación es fruto del acuerdo tomado en su día por el grupo parlamentario del PSOE y José Antonio Labordeta, como representante de la CHA, dentro de los compromisos adquiridos para la tramitación de los Presupuestos Generales del Estado del ejercicio 2008, con una partida de 200.000 euros procedentes del 1% cultural, si bien el coste de las obras de consolidación y restauración asciende a 316.400,32 euros.
Los trabajos de rehabilitación de la torre han sido realizados por la empresa Cyrespa Arquitectónico S.L., de acuerdo al proyecto redactado por el arquitecto Javier Contreras Plaza.
Además de la estructura general de la torre también han sido restauradas las campanas, con cargo a los presupuestos municipales de 2011 por importe de 11.950 euros.
La torre mudéjar es el mayor exponente artístico de Ricla. Consta de dos cuerpos. El inferior, de estructura cuadrada, fue levantado a comienzos del siglo XVI, y el superior, octogonal, se completó a mitad del siglo XVIII. Al modo de los ´campaniles´ italianos, añade a su imponente planta, 50 metros, la estilización que le confiere ese modelo mixto cuadrado-octogonal, poco utilizado en construcciones similares, que es una de sus características principales y que le distingue de sus parientes aragonesas. Guardando similitudes con la torre de la iglesia de Utebo, curiosamente consagrada también a la Asunción de Nuestra Señora, la de Ricla la supera en esbeltez.
La limpieza de materiales llevada a cabo en el proceso de recuperación permite apreciar con detalle la carga ornamental de la estructura, destacando las torrecillas angulares que suavizan el tránsito entre la planta cuadrada y el cuerpo octogonal.